El bruxismo consiste en apretar de forma inconsciente la mandíbula y rechinar los dientes, produciendo el desgaste de los mismos.
Suele aparecer a edades tempranas y afecta tanto a hombres como a mujeres. La mayoría de las veces la persona afectada no es consciente de ello, ya que se produce en horas nocturnas. Por lo general, aquellos que lo padecen aprietan fuertemente los dientes y los mueven hacia adelante y hacia atrás, produciendo el desgaste de las piezas dentales.
Si tienes dudas sobre cómo detectarlo y crees que te afecta en tu día a día, ¡te lo contamos a continuación!
Síntomas del bruxismo
En numerosas ocasiones, el paciente puede desconocer que padece bruxismo y lo descubre gracias a una revisión dental rutinaria.
Puesto que el bruxismo provoca efectos en diferentes partes del sistema masticatorio, el diagnóstico se realiza de forma indirecta, observando el desgaste de los dientes y la tensión de los músculos. Uno de los principales signos de alarma son el dolor en mandíbula y cabeza.
No obstante, hay una serie de síntomas que, por lo general, suelen estar relacionados con el bruxismo:
- Apretar o rechinar los dientes por la noche con un sonido que sea capaz de despertar a la persona que duerme contigo.
- Dientes fracturados o aplanados sin un motivo evidente.
- Mayor dolor o sensibilidad dental.
- Músculos de la mandíbula cansados o rígidos, con dolor o inflamación.
- Llagas o heridas en la parte interna de la mejilla al morder.
Si detectas alguno de estos síntomas de forma rutinaria, pide cita con tu dentista de confianza.
Causas del bruxismo
Las causas del bruxismo no se conocen en profundidad, aunque muchos expertos coinciden en que uno de los primeros factores desencadenantes son el estrés y la ansiedad.
Además, hay otros físicos, psicológicos y genéticos que también pueden contribuir a su aparición. Por ejemplo, personas con dientes desalineados o sin piezas dentales, provocará que estas aprieten los dientes en exceso.
Otras situaciones como enfermedades respiratorias durante el sueño o posturas incómodas, también facilitaría la aparición del bruxismo.
Consecuencias del bruxismo y tratamientos
Con el tiempo, el bruxismo puede provocar desgastes importantes en los dientes, pudiéndose agrietar o romperse o incrementar su sensibilidad ante alimentos fríos, calientes y dulces. Por otro lado, también puede derivar en dolores y molestias musculares y de cabeza.
Cuando el trastorno de bruxismo no se corrige a tiempo, suele derivar en patologías articulares y separar el maxilar, dificultando o restringiendo la apertura de la boca (ATM) o incluso produciendo contracturas muy dolorosas.
En el caso de bruxismo leve, lo más probable es que no requiera de tratamiento. No obstante, serán los especialistas los responsables de hacer un diagnóstico y determinar un plan para tratar la dolencia de forma adecuada y solucionar de manera efectiva el problema.
La mayor parte de los tratamientos están orientados a la reducción del dolor, la prevención del desgaste de piezas dentales y daños permanentes en la mandíbula. Por lo general, el tratamiento convencional consiste en la colocación de una férula de descarga nocturna que va a prevenir problemas mayores. En otros casos, se puede necesitar un tratamiento de corrección de mordida con ortodoncia. De esta forma, se conseguirá frenar e incluso eliminar el bruxismo.
Aprender ejercicios para convertir la relajación facial en un hábito o ejercicios de estiramiento fisioterapéutico, así como reducir el estrés diario, pueden ayudar a regresar a la normalidad, y disminuir el bruxismo dental.
Si detectas alguno de los síntomas que hemos mencionado o crees que padeces bruxismo, estaremos encantados de ayudarte. ¡Contacta con nosotros!